26 de abr. de 2018

Hay un vulcán, un terremoto, tiembla la tierra. O es la piel que se alavanca. Buscan las manos el agua para salvar de la quema. Mata la sed en la saliva que escorre por los labios marrones. Corre la electricidad por la espalda. Devaneo y movimiento. Se mezclan entre las esquinas del cuerpo. Quiere ser luz, vaga lume, sencillo, intermitente, fugaz, volante, pero es cueva, tierra, vientre, oscuridad. Es el concreto, la materia, la seguridad, que se rompe con el rio de larva que sale de tu centro.  Placer y peligro, en los rincones de la noche.